La Educación a Distancia: un recorrido por sus fundamentos teóricos
Educación a Distancia |
La llegada de la pandemia por el Covid-19 ha representado para el mundo entero un período de cambios sustanciales que han modificado la forma de convivir, de pensar, de sentir y hasta de enseñar y aprender. Desde el plano educativo, una modalidad educativa que, considerada por algunos un subproducto de la educación, ha sido la principal vía para sostener los procesos pedagógicos: la Educación a Distancia (EaD). En esta disertación se abordarán algunos fundamentos claves que la definen como forma de enseñanza-aprendizaje.
Aproximación teórica a la definición de Educación a Distancia.
La educación a distancia (EaD), ha sido
sin lugar a dudas uno de los grandes pasos que han dado los sistemas educativos
desde los años 60 hasta la actualidad, no sólo por el hecho de ser una
modalidad de estudio más accesible, sino por ser una forma de ajustar la
educación a los avances tecnológicos del momento. De esta forma, la EaD se
puede asociar a dos aspectos fundamentales: la pedagogía (sustentada en las
Ciencias de la Educación) y la tecnología (sustentada en la Informática y la
Telemática).
En este sentido, es preciso acercarse a
las ideas expuestas por algunos autores que han definido la EaD. Córica et al. (2010), puntualizan que se trata
una modalidad de estudio caracterizada por ser una comunicación mediada por
tecnologías entre el profesor y el estudiante, quienes están separados en
tiempo y espacio, basándose en el supuesto pedagógico de un aprendizaje
independiente y reflexivo. Es decir, uno de los principales aspectos que se
unen a los ya mencionados en el párrafo anterior para definir EaD, es
precisamente el distanciamiento entre el profesor y el estudiante, de allí el
término “distancia” en esta modalidad educativa. Sin embargo, los factores de
espacio-tiempo no condicionan el aprendizaje (Martínez, 2008).
Por otro lado, de una forma más precisa
Holmberg (1985) destaca que los estudios a distancia son un método en el que la
separación física entre profesor y estudiante condiciona la interacción en el
proceso de enseñanza y aprendizaje, basado éste en elementos impresos,
mecánicos y/o electrónicos como medios educativos. Tal aseveración permite
anexar un cuarto elemento, quizás indispensable, en función de hacer una clara
conceptualización de la EaD: los recursos educativos, Éstos, según Labarca
(2019), permitan
mostrar al educando de manera creativa, motivadora y activa los contenidos
propios del área del saber a tratar.
En
definitiva, en la EaD convergen cuatro elementos y/o términos que serían
indispensables para recrear un concepto clave de la misma, estos son pedagogía,
tecnología, distanciamiento y recursos didácticos (figura 1). Por ende, esta
modalidad de estudios puede considerarse como un modelo de educación que,
contenido de un sistema pedagógico propio, se basa en las tecnologías para
mediar la interacción entre el estudiante y el profesor en la distancia, a través
de materiales o recursos educativos que hacen germinar el proceso de enseñanza
y aprendizaje. Cabe agregar que a este tipo de educación ingresan las personas
por decisión propia, por lo que el aprendizaje recae totalmente en el participante,
es decir prevalece el aprendizaje autodirigido, autónomo y autorregulado
(Martínez, 2008).
Figura
1. Elementos que son parte de la educación a distancia.
Elaboración propia.
Los orígenes de la Educación a Distancia.
Como todo proceso histórico debe demarcarse en el tiempo y espacio, a continuación se establecen algunos hitos importantes que dieron origen a la EaD en el mundo, basados en los planteamientos hechos por Córica et al. (2010); Acosta y Gómez (2011) y Yong et al. (2017):
-En 1728 en Boston sale en Gaceta Oficial un material auto-instructivo para ser enviado por correspondencia a estudiantes. Nace así la EaD para dar respuesta a las personas que no podían acudir al recinto académico que regula la educación presencial.
-En el siglo XIX en Europa y América del norte se aplica este modelo de estudios a distancia para atender a aquellas minorías que no podían asistir a las escuelas ordinarias.
-El inglés Isaac Pitman, en 1840, desarrolló un exitoso curso de taquigrafía por correspondencia.
-Charles Toussaint y Gustav Langenscheidt imparten en 1856 el primer curso de lenguas con materiales didácticos para autoestudio en Alemania. Este mismo año se funda el primer instituto para la enseñanza de lenguas extranjeras por correspondencia.
-En 1891 la Universidad de Chicago (EEUU) crea el primer departamento para estudios por correspondencia.
-A partir de los años
60 la expansión se generaliza. Comienzan a existir instituciones educativas
especializadas en EaD como en España, la Unión Soviética, Inglaterra (Open
University en 1969), Estados Unidos (1971), México (Instituto Federal de
Capacitación en Magisterio en 1947).
Evolución generacional de la Educación a Distancia.
Considerando el origen incluyente de la
EaD tratado en el epígrafe anterior, su evolución como modelo educativo para
estudios superiores siempre estuvo ligada al avance de la tecnología. De allí
el por qué uno de los criterios manejados en este ensayo que definen la EaD es
precisamente la dimensión tecnológica. Bien lo asegura Martínez (2008) cuando
apunta que las tecnologías permiten actuar sobre la información y generar
nuevos conocimientos. En este sentido, vale la pena destacar la incidencia de
las herramientas tecnológicas en la evolución de la EaD. Este proceso, a
criterio del autor, ocurre en cinco
generaciones de acuerdo a los
planteamientos de Córica et al. (2010); Arboleda y Rama (2013); Yong et al. (2017) y Valdés y Ganga (2020) (figura 2).
Figura
2. Evolución generacional de la educación no presencial.
Elaboración propia a partir de Córica et
al. (2010); Arboleda y Rama (2013); Yong et al. (2017) y Valdés y Ganga (2020).
Diseño de materiales
educativos en la Educación a Distancia.
Recurriendo
a la definición de Córica et al.
(2010), el diseño educativo (o diseño instruccional) en la EaD es un proceso
sistemático e interdisciplinar de diseño y planificación en la creación de
situaciones de aprendizaje mediante el uso de herramientas tecnológicas
accesibles a los estudiantes. A este línea teórica se apuntan Mella et al. (1999), al señalar que la EaD
dará los mismos resultados que la educación presencial siempre que se cuente
con el diseño de los métodos y tecnologías que se adecúen a los contenidos para
el aprendizaje. De ambas definiciones se resalta lo propuesto por McAnally (2004),
cuando alega que el diseño educativo en la EaD debe componerse de dos
dimensiones que le son esenciales: la pedagogía
y la tecnología.
En
la enseñanza presencial, el material o recuso educativo suele ir acompañado con
explicaciones explícitas verbales del docente, pero ¿qué ocurre en la
teleenseñanza en este aspecto? Es aquí cuando el diseño de materiales
didácticos en la EaD se convierte en todo un proceso donde su correcta
elaboración no es responsabilidad del programa oficial sino de la iniciativa y
creatividad del docente a la hora de presentar didácticamente los contenidos
(Labarca et al., 2019). En este
sentido, Prendes at al. (2008)
platean una serie de variables a considerar para elaborar materiales y medios
de enseñanza-aprendizaje para la EaD (figura 3).
Figura 3. Aspectos a
considerar para el diseño de materiales educativos en la EaD. Fuente: Prendes et al. (2008). Adaptado por el autor.
Por
otro lado, Córica et al. (2010)
exponen cuatro (4) principios básicos que el equipo de diseño de materiales
instruccionales debe considerar: 1) Los textos de autoestudio deben ir más allá
que la simple presentación de contenidos, deben ser autodidácticos; 2) Deben
hacer las veces de profesor, enseñanza, motivando y animando a los estudiantes
para el aprendizaje; 3) Poseer una secuencia en la indicación de tareas,
lecturas y evaluaciones; y 4) Complementar la información con otros medios multimedia.
Así como el diseño instruccional, el diseño de materiales educativos para la
teleenseñanza también es un proceso sistémico e interdisciplinario.
El docente y sus competencias como mediador de aprendizajes.
Cuando
la educación es mediada por tecnologías, la dinámica pedagógica cambia. Ahora
no es el docente el responsable total de conducir al estudiante hacia los
aprendizajes de las diversas áreas, sino que más bien su papel educativo se
convierte en el de facilitador, guía y tutor de tales aprendizajes, es decir,
el profesor adquiere una carga, si se quiere, menos pesada en cuanto a la
arquitectura comunicativa escolar que en los sistemas de enseñanza presencial.
Sin embargo, el docente no deja de ser el que muestra el camino hacia cuáles
aprendizajes debe llegar el participante a través de los medios tecnológicos. Por
ende, el profesor, tutor y/o facilitador (de ahora en adelante sinónimos) debe
contar con competencias elementales para ejercer su función en la EaD. García
Aretio (2001), señala algunas de ellas (figura 4).
Figura
4. Competencias que debe poseer un profesor de la EaD. Fuente:
García Aretio (2001). Elaborado por el autor.
Por
otro lado, Casas (2017) establece una serie de dimensiones que debe atender el
facilitador en la EaD, entre ellas: dimensión
social, crear un clima dinámico y colaborativo entre los participantes; dimensión académica, ya que necesita ser
conocedor de los contenidos para aclarar consultas; dimensión organizativa, para propiciar un trabajo educativo apropiado;
dimensión orientadora, puesto que
debe ofrecer alternativas conjuntas conducentes a los aprendizajes; y dimensión técnica, poseer conocimientos
elementales sobre las tecnologías utilizadas para mediar la enseñanza y
aprendizaje.
En este sentido, cuando se trata de un facilitador de la EaD las competencias docentes, según consideración del autor de esta disertación, deben giran en torno a cuatro áreas indispensables: pedagogía, tecnología, diseño educativo e investigación, siendo éste último el que debe hilar las habilidades del facilitador en cuanto a los demás aspectos.
-Área pedagógica. El docente debe ser profundo conocedor de la teoría y la didáctica del área que imparte en los sistemas de la EaD, considerando elementos como la simplificación y contextualización de los contenidos, la forma tecnológica de presentarlos, las actividades a proponer para que el participante se apropie de los mismos, las orientaciones a ofrecer (tutorías) y las herramientas a utilizar para evaluarlos.
-Área tecnológica. El facilitador debe poseer competencias digitales en referencia a las herramientas de software y de hardware, medios tecnológicos, ambientes virtuales de aprendizaje, formas digitales de presentar los contenidos, plataformas remotas para mediar aprendizajes, entre otros. Sarell (2020) señala que el profesor virtual debe contar con herramientas tecnológicas mínimas como el manejo del correo electrónico y uso de paquetes de Microsoft Office (Word y PowerPoint principalmente).
-Área de diseño educativo. Las competencias pedagógicas y tecnológicas darán luces al docente virtual de cómo armar los contenidos mediante un todo en conjunto, es decir, planificar el diseño educativo. Teniendo una estructura sólida de los módulos de aprendizaje (temáticas), el éxito del curso y/o asignatura será mayor.
-Área de investigación.
Para que un docente virtual alcance las competencias previstas en cada área
señalada, es estrictamente necesario ser un investigador. Las corrientes
pedagógicas y las tecnologías avanzan sin parar, por ende el facilitador de la
EaD debe estar en la búsqueda constante de las nuevas formas de mediar
aprendizajes para mantener sus cursos y/o asignaturas actualizadas en cuanto a
contenidos, estrategias pedagógicas digitales y plataformas de mediación
didáctica.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Acosta, J. y Gómez, I. (2011). “La Educación a Distancia, un método para la capacitación profesional”. Anuario, Vol. 34. Pp. 131-164.
Arboleda, N. y Rama, C. Eds.) (2013). La educación superior a distancia y virtual en Colombia: nuevas realidades. Bogotá: Virtual Educa, Acesad. Recuperado de: http://virtualeduca.org/documentos/observatorio/la_educacion_superior_a_distancia_y_virtual_en_colombia_nuevas_realidades.pdf
Casas, M. (2017). Fundamentos teóricos de la Educación a Distancia. Caracas: Universidad Nacional Abierta.
Córica, L.; Portalupi, C.; Hernández, M. y Bruno, A. (2010). Fundamentos del diseño de materiales para Educación a Distancia. 1era. Edición. Mendoza: Editorial Virtual Argentina.
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Holmberg, B. (1985). Educación a distancia: situación y perspectivas. Argentina: Kapeluz.
Labarca, R. (2019). Paisaje de la depresión del Lago de Maracaibo como recurso para la enseñanza de procesos geodinámicos. Tesis de Maestría. Facultad de Humanidades y Educación, Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela. Pp. 68.
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Martínez, C. (2008). “La Educación a Distancia: sus características y necesidad de la educación actual”. Educación, Vol. XVII, Nro. 33. Pp. 7-27.
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Mella, O.; Gutiérrez, G. y Maurizi, M. (1999). “La Educación a Distancia: rol y perspectivas en la sociedad global”. Cide, Nro 6. Pp. 1.25.
Prendes, M.; Martínez, F. y Gutiérrez, I. (2008). “Producción de material didáctico: los objetos de aprendizaje”. RIED, Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, Vol. 11(1). Pp. 81-105.
Sarell, J. (2020). “Modelo teorético de competencias digitales para el andragogo”. Educación en Contexto, Vol. VI, Nro. 11. Pp. 20-31.
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Yong, E.; Nagles, N.; Mejía, C.; y Chaparro,
C. (2017). “Evolución de la educación superior a distancia: desafío y
oportunidades para su gestión”. Revista
Virtual Universidad Católica del Norte, Nro. 50. Pp. 81-105. Recuperado de:
http://revistavirtual.ucn.edu.co/index.php/RevistaUCN/article/view/814/1332
Presentado por:
MSc.
Ramón Labarca-Rincón
Magíster
Scientiarum en Geografía mención Docencia (LUZ)
Licenciado
en Educación mención Ciencias Sociales (LUZ)
Participante
del Doctorado en Educación de la UPEL-IMPM
Docente
Investigador del CFIPJ
Twitter:
@RamonJoseLR
Instagram:
ramonjoselr
Me pareció muy interesante el análisis sobre la evolución de la educación a distancia que presenta este artículo. Sin duda, esta modalidad ha experimentado un crecimiento notable, especialmente en los últimos años, impulsado por avances tecnológicos y la creciente demanda de opciones educativas flexibles. Este crecimiento también plantea desafíos que debemos atender para asegurar una educación de calidad y accesible para todos.
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