LA VERDAD HISTÓRICA
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Hablar del sentido de la verdad como
la premisa fundamental por la cual se guía el ser humano, la ciencia y la
historia misma, es tratar de comprender una realidad que ocurrió sin disfraces
o adornos. Creo que ello es la base primordial de los tratados sobre La Verdad
hechos en concepciones de Lombardi y Voltaire.
Por un lado, Lombardi (2012) afirma:
“el principio de la verdad asociado a la realidad es una premisa con sentido
común”, lo que me hace entender cómo una verdad está íntimamente ligada a una
realidad que puede ser una mera probabilidad de algo, alguien o alguna
situación, sujeta sin duda a la veracidad de la fuente, es decir del que
vocifera tal situación real o adornada en su concepción. En el caso histórico,
pienso que la verdad histórica existe, más sin embargo, se encuentra dependiendo de la
veracidad con que el historiador quiera relatar los hechos, quiero decir
entonces, que está en manos del que escribe la historia sometiéndola a su
imaginario, lo que trae como resultante una pintoresca historia, pero dentro de
ella contenida una realidad histórica con sentido verdadero.
Desde la perspectiva de Voltaire, “las
verdades históricas sólo son probabilidades”, lo que me parece bastante
sincronizado con la exposición de Lombardi, ya que son concordantes en alegar
que la verdad histórica está relacionada a ser un probabilidad en cuanto tanto
es sometida a ser repetida y por consecuencia, convertida en verdad sucedida.
En definitiva pues, considero a la verdad
como una puesta en boga de la confiabilidad personal y común de decir las cosas
tal como son, sin salirse de los parámetros que la propia situación a relatar
pone como límites. Bajo esta mirada, puedo concluir entonces que una verdad al
ser exagerada y/o adornada por el imaginario deja de ser verdad en su esencia,
más o en su contenido, ya que en el fondo puede existe una verdad prominente
que hay que saber identificar.
Por:
Ramón Labarca-Rincón
Estudiante de Ciencias Sociales
facebook.com/ramonjose.labarcarincon
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